Tras unos meses atípicos, con temperaturas inferiores a los niveles de otros años, la etapa reproductiva de la soja tuvo retraso de veinte días, aproximadamente. No obstante, se espera la aparición de plagas en las parcelas con la estabilización del clima.
La Ing. Agr. Stella Candia, especialista en entomología del Instituto Paraguayo de Tecnología Agraria (IPTA) conversó con Diario Campo y dejó algunas recomendaciones para controlar los principales insectos que atacan a la soja.
Actualmente, el cultivo se encuentra en una fase previa a la floración; incluso, algunas parcelas ya se encuentran en floración. Esta es la etapa en que aparecen las orugas, trips y moscas blancas. Posteriormente, ya en la fase reproductiva, vienen los chiches, explicó la especialista.
“Estamos ante un escenario bastante atípico, ya que tuvimos unos meses muy fríos; setiembre muy frío, octubre muy frío. Eso hizo que la soja se retrase un poco en el crecimiento. Por ello, tenemos como veinte días de retraso en la etapa reproductiva. Creemos que las plagas van a aparecer cuando la temperatura se estabilice”, comentó.
Ante un clima seco y caluroso, que se espera para diciembre, es probable la presencia de plagas masticadoras, como las orugas. En este sentido, son dos las especies que preocupan. En primer lugar, la especialista mencionó la Spodoptera frugiperda, que ya está instalada en la soja, cultivo en el que se comporta como defoliadora. No obstante, también ataca las flores y las vainas.
“Es una preocupación en la soja, porque la tecnología Intacta no la controla, pero sí tenemos varias herramientas en materia de productos biológicos y químicos para controlar. Entonces, es una plaga que tiene solución”, señaló.
Por otra parte, mencionó la Rachiplusia, que es una oruga falsa medidora que se encontraba en Argentina. “No la teníamos en Paraguay, ahora la tenemos, y tampoco está actuando en buena forma la soja Bt”, señaló.
Ante estas dos plagas, que no pueden ser controladas con la soja BT, recomendó el uso de insecticidas, como el clorantraniliprol, clorfenapir; o productos fisiológicos, como el Lufenuron y Teflubenzuron. “Veo que algunas empresas están lanzando baculovirus, lo que sería una excelente forma de combatir, o un Bacilus thuringiensis para combatir estas plagas. Entonces tenemos herramientas, tanto en materia biológica como en materia química”, reiteró.
Control de plagas
Para decidir la estrategia de control es necesario un monitoreo de la parcela. La ingeniera explicó el procedimiento a realizar en el cultivo. “Se utiliza un paño de batida vertical, y tras controlar diez puntos, contar las orugas y sacar un promedio, ahí se decide el tipo de tratamiento”, señaló.
Ante un escenario de orugas pequeñas, los fisiológicos son excelentes herramientas, afirmó. En cambio, si la parcela presenta una mezcla de orugas medianas y granes, se puede aplicar clorantraniliprol o un producto de más amplio espectro. “Todo depende del tamaño de la oruga y de la cantidad por metro cuadrado o metro lineal”, agregó.
La dosis depende de las recomendaciones de las empresas fabricantes de los productos. En ese sentido, recomendó seguir las instrucciones al pie de la letra, ya que la sobredosis o subdosis generan daños después de un tiempo. “Pueden ocasionar, primero tolerancia, y después resistencia de las plagas a los productos”.
Aparición de chinches
Por otra parte, la especialista recordó que el escenario cambia con la aparición de chinches, ya que se juntan plagas masticadoras y chupadoras en un mismo lote. Para esa situación, recomendó el uso de productos sistémicos y de contacto. De esa forma se puede controlar los dos tipos de insectos que tienen diferentes formas de alimentación.
Los chinches, que son plagas chupadoras, deben ser controlados con insecticidas sistémicos. Igualmente, los trips, las moscas blancas y los ácaros, un grupo muy importante de plagas que se manifiestan de acuerdo a la temperatura y la cantidad de lluvias, deben ser controlados con productos sistémicos y muy específicos, concluyó.