En diciembre del 2022, el índice de precios de los alimentos de Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) registró su noveno descenso consecutivo y se ubicó en un promedio de 132,4. Es decir, 1,9 % inferior a noviembre. No obstante, el año pasado culminó con un incremento de 14,3 % en comparación al 2021.
De acuerdo a la FAO, el descenso en diciembre fue como consecuencia de una marcada disminución de los precios internacionales de los aceites vegetales, además de la caída en los precios de los cereales y la carne. En contrapartida, la cotización del azúcar y los productos lácteos tuvo una ligera suba.
Pese al noveno descenso consecutivo del índice de los precios de los alimentos de la FAO, el 2022 en conjunto se sitúo en un promedio de 143,7 puntos, lo que significó un considerable aumento, de 18 puntos o del 14,3 % en comparación al 2021.
Trigo y maíz
Según el informe de la FAO, los precios de exportación del trigo cayeron en diciembre, especialmente porque las cosechas en curso en el hemisferio sur potenciaron la oferta y la competencia entre los exportadores siguió fuerte.
Igualmente, los precios mundiales del maíz descendieron desde el último mes del 2022. En este caso, desde la FAO mencionan la fuerte competencia del Brasil. No obstante, señalan la preocupación que genera la sequía en Argentina, situación que contribuyó a sostener la cotización en cierta medida.
Máximos históricos
Por otra parte, la FAO destaca que los precios mundiales del maíz y el trigo alcanzaron nuevos máximos históricos en el 2022. En este sentido, en el informe mencionan que culminaron el año pasado con promedios de 24,8 % y 15,6 % más elevados que en el 2021, respectivamente. Igualmente, los precios de exportación del arroz se situaron, en promedio, con un 2,9 % por encima de sus niveles del 2021.
Entre los factores que favorecieron el aumento del índice de precios de los cereales de la FAO se encuentran las perturbaciones en los mercados, el incremento de la incertidumbre, la suba de los costos de la energía y los insumos, las condiciones atmosféricas adversas de los principales proveedores y la persistente fortaleza de la demanda mundial de alimentos.
