La Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH) presentó su boletín de Perspectivas Climáticas para el trimestre diciembre-enero-febrero 2025-2026, un periodo que estará influenciado principalmente por la presencia de La Niña, con una probabilidad del 53% de que el fenómeno se mantenga durante el verano.
De acuerdo con la institución, la mayoría de los modelos climáticos coinciden en que este evento continuará activo hasta febrero, para luego transitar gradualmente hacia condiciones neutrales entre enero y marzo del próximo año. En el reporte, señala que el reciente fortalecimiento de los vientos alisios favoreció el ascenso de aguas más frías en el Pacífico, lo que intensificó de forma temporal el enfriamiento superficial y consolidó el escenario actual.
Para el sector agropecuario, estas señales globales tienen efecto directo en la planificación de siembras, manejo de cultivos y disponibilidad hídrica. Según el pronóstico de precipitación, se esperan acumulados superiores a lo normal en algunas áreas del norte del país, mientras que en el resto del territorio predominan valores normales a inferiores a lo normal, un patrón que suele asociarse a la irregularidad en la distribución de lluvias, tanto en el espacio como en tiempo. Esto podría traducirse en periodos con escasa oferta de humedad, especialmente críticos para etapas iniciales de los cultivos de verano.
Temperaturas superiores a las habituales
En cuanto a las temperaturas, la DMH anticipa un escenario marcado por el calor por encima de lo habitual. Tanto la temperatura media como las máximas y mínimas se ubicarán por encima de sus valores normales en gran parte del país. Este comportamiento térmico podría incrementar el estrés hídrico en los cultivos, acelerar la evapotranspiración y afectar la disponibilidad de agua para sistemas productivos agrícolas y pecuarios.
Si bien el comportamiento de La Niña puede varíar en intensidad a lo largo del trimestre, los datos actuales sugieren que el agro paraguayo deberá prepararse para un verano con calor persistente y precipitaciones menos confiables, excepto en la zonas del norte donde existe mayor probabilidad de excedentes. El monitoreo continuo y la adopción de estrategias de manejo adaptativo serán claves para mitigar los riesgos y aprovechar las ventanas favorables que pueda ofrecer la campaña.
