Durante la XXVII edición del Diálogo Internacional de Productores de Oleaginosas (IOPD), desarrollado el 21 y 22 de julio de 2025, representantes de los principales países productores se dieron cita en Foz de Yguazú, Brasil. El encuentro sirvió para debatir los desafíos compartidos del sector. En un contexto global marcado por la crisis alimentaria, energética y climática, los participantes reafirmaron el compromiso que tienen con la producción sostenible, equitativa y alineada con el bienestar de las comunidades rurales.
Al finalizar el encuentro, los miembros de la IOPD emitieron una declaración conjunta que refleja una visión común: los productores de oleaginosas desempeñan un papel clave en la provisión de soluciones frente a las inseguridades alimentarias, energéticas globales, sin dejar de lado la sostenibilidad ambiental, económica y social.
“Los agricultores y sus comunidades están en la primera línea del cambio climático y están comprometidos con la gestión responsable de los recursos”, afirma el documento. Al mismo tiempo, se subraya que ofrecen soluciones a las inseguridades alimenticias y energéticas mundiales, al asegurar la viabilidad económica de las explotaciones familiares para las generaciones actuales y futuras.
Además, el evento concluyó con un fuerte llamado a los responsables políticos. En este sentido, sostienen que es crucial la promoción de un diálogo abierto y una mayor unidad para encontrar soluciones efectivas y compartidas. Los productores se mostraron listos para asumir un rol activo en la construcción de un futuro más saludable, sostenible y próspero.
Participaron doce asociaciones de diferentes países, relacionadas a la producción de soja, como Estados Unidos, Brasil, Australia, Francia, Alemania, Canadá y Paraguay. En representación de Paraguay estuvieron directivos de Cámara de Paraguaya de Exportadores y Comercializadores de Cereales y Oleaginosas (Capeco) y la Asociación de Productores de Soja, Cereales y Oleaginosas (APS).
Prioridades comunes para un futuro resiliente
La declaración final establece cuatro prioridades clave para avanzar hacia sistemas de producción más eficientes y resilientes:
- Regulaciones realistas y basadas en ciencias y riesgo: se solicita que las normativas consideren las condiciones locales y las diferencias, fundamentales para una producción sostenible adaptada.
- Fomento de la innovación agrícola: las políticas deben facilitar el acceso a tecnologías de punta, y reconocer que no existe una única forma de producir. Se aboga por métricas de sostenibilidad centradas en resultados, no en prácticas uniformes.
- Mercados previsibles y reglas claras: la seguridad alimentaria depende de un comercio libre y justo, basado en normas multilaterales estables que garanticen el acceso y la competitividad de los productos.
- Reconocimiento de papel de los biocombustibles: los derivados oleaginosos son considerados herramientas clave para la descarbonización global. Su uso contribuye a la seguridad energética y alimentaria, sin sacrificar productividad ni oferta alimentaria.
Un compromiso con soluciones prácticas y colaborativas
El IOPD enfatizó en la necesidad de encontrar soluciones prácticas que equilibren los intereses globales con las realidades locales. “Somos, y buscamos ser socios confiables para abordar estas crisis”, concluye la resolución. La cooperación internacional, la innovación y el enfoque en resultados serán las claves para enfrentar los retos del siglo XXI.