La multinacional BASF presentó en la Agrodinámica 2022 una nueva herramienta para el control de plagas en parcelas de soja y maíz. Se trata del Pirate, un producto que interrumpe la generación de energía del insecto, y que también actúa como acaricida.
Gabriel Zipeto, consultor de proyecto de desarrollo de insecticidas de BASF para Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia, explicó que el Pirate es un Clorfenapir, cuyo modo de acción pertenece al grupo químico pirrol.
En cultivos de soja y maíz, el Pirate actúa sobre lepidópteros y orugas defoliadoras. Otro detalle es que el producto también actúa sobre los ácaros. Es decir, es un insecticida y acaricida.
Que sea un pirrol es una de las fortalezas de este nuevo insecticida. Al respecto, explicó que es el único insecticida de este grupo químico en cultivos como la soja o el maíz. Es decir, es una herramienta más para evitar la resistencia que puedan generar las plagas. “Tenemos una nueva herramienta, distinta, para usar contra estas plagas”.
Este insecticida interrumpe la generación de energía del insecto. De esta forma, permite un rápido control. “Lo que buscamos es eso: que las plagas sean controladas con la máxima rapidez posible y no siga causando daño en el cultivo”, expresó.
Además, destacó el efecto residual por las características concretas del producto. Entre ellas, mencionó el bajo nivel de solubilidad, adherencia en las hojas del cultivo y la baja presión de vapor. “Lo que hace esto es que tenga un efecto residual mucho más prolongado”, completó.
Posicionamiento y dosis
Con respecto al posicionamiento del Pirate, explicó que el insecticida está orientado para todas las fases del cultivo. “Pero es una herramienta muy importante. En una fase temprana puede atacar Helicoverpa. En etapas más avanzas, puede atacar a las defoliadoras. Y si tenemos superposición de generaciones por alguna eventualidad, también podemos ir con Pirate. Depende de cómo van a apareciendo las plagas, se adecua a cada una de las etapas del ciclo”.
Para cultivos de soja y maíz, la dosis indicada va de 800 a 1.000 centímetros cúbicos por hectárea, de acuerdo a la plaga, su ubicación y la presión que exista dentro de la parcela.
Evita la resistencia
Zipeto destacó que el nuevo insecticida de BASF tiene un modo de acción que llega para proteger a las nuevas tecnologías; específicamente, para evitar que las plagas generen resistencia. “Acordémonos que el Pirate ataca a grupos de insectos y ácaros”.
Igualmente, más allá del nuevo producto, recordó que la compañía cuenta con un portafolio completo de insecticidas para los cultivos de soja y maíz, de distintos modos de acción. “Estamos contribuyendo al manejo antirresistencia”, afirmó.
Presión de insectos
Rodolfo Viana, consultor de marketing de BASF para Paraguay y Bolivia, recordó que la particularidad climática de Paraguay hace que la presión de plagas sea considerable. Si bien las orugas son bien contradas con las biotecnologías, igualmente se requiere aplicaciones para proteger estas tecnologías. “Si viene un clima lluvioso y caluroso, obviamente esperamos un ataque importante de las plagas”, señaló.