La pasión por la ganadería, la naturaleza y la tranquilidad llevó a unos productores uruguayos a implementar el proyecto El Arrayan en Pozo Hondo (Boquerón). El establecimiento desarrolla actualmente con éxito un sistema de producción ganadera regenerativa de cría.
En el establecimiento trabajan con una serie de prácticas que contemplan la biología del suelo, los recursos naturales y el cuidado del ecosistema. En la actualidad, cuenta con 1.300 hectáreas, de las cuales 600 son de pasturas implantadas con las variedades Gatton Panic, Urochloa, Sudán, BRS Zuri y Brachiaria.
Marcos Sapiro, responsable del establecimiento, destacó que el sistema aplicado ofrece beneficios interesantes, como el bajo costo de producción y una alta rentabilidad. “Básicamente, utilizamos recursos que están al alcance. Son prácticas regenerativas que hacen que no necesitemos invertir en tanta maquinaria, ni hacer fardos en invierno. Esto, porque usamos nuestro propio diferido y suplementación, que es elaborado en el establecimiento a muy bajo costo y con buenos resultados”, afirmó.
El sistema regenerativo plantea una simbiosis entre fauna, flora y suelo. A partir de ahí, se generan las condiciones para que las plantas puedan absorber los nutrientes y crecer vigorosamente. Esto les permite una mayor producción de pasto, explicó.
Segundo año del proyecto
Este es el segundo año del proyecto El Arrayan. Durante el 2021 comenzaron con la adquisición de 319 terneras Brangus y 14 toros “4×4” adaptados al Chaco. La inseminación se realizó con dos reproductores; uno, 50 % Senepol; y otro, de la raza Mashona. Sapiro destacó los buenos resultados que alcanzaron, con una preñez de 87,1 %.
Actualmente, cuentan vaquillonas preñadas a los 15 meses y 16 meses, que están en el último tercio de gestación. “Es nuestro segundo año y todavía tenemos muchos desafíos por delante. Pero, estamos muy contentos con los resultados obtenidos hasta el momento. Así también, ansiosos por ver las crías que vamos a tener en diciembre”, dijo.
Estrategia de suplementación
En el establecimiento realizan dos tipos de suplementación diferentes. Se inicia con una a base de urea (proteína degradable), que es administrada cuando comienza a desaparecer el verde de los potreros. “Mientras todavía tenemos verde, comenzamos a hacer una transición hacia la seca para no perder la condición corporal y mantener un buen estado”, agregó.
Una vez que se logra adaptar el rumen para pastorear, emplean una estrategia de suplementación con expeler de soja, que ayuda a avanzar con la producción y no solo mantener. Esto permite lograr una mayor eficiencia de conversión. El año pasado, en la categoría terneras, con esta estrategia lograron una ganancia diaria de peso de 350 gr por cabeza.
Este año, las vaquillas preñadas, que ya están con 20 meses, en el último mes lograron una ganancia de peso 460 gr por día, por cabeza.
El arranque y objetivos
En principio, El Arrayan está orientado a la cría y recría. Apunta a un sistema de producción regenerativa, con la generación de individuos bien adaptados al Chaco y con bajos requerimientos. “La idea es que el sistema nos ayude a no necesitar de tantos insumos externos para, de esa forma, poder lograr una mayor rentabilidad”, explicó.
El proyecto de producción arrancó con muy poca cobertura vegetal, por las escazas lluvias que se tuvo el año anterior. Este año, mediante el manejo el suelo comenzó a cubrirse más, se establecieron más plantas. “Hoy hacemos potreros chicos, seis cambios al día y un impacto animal con densidades altas. Toda la materia orgánica, bosteo y orina, que se va incorporando al suelo a través de los escarabajos nos permite incrementar la producción”, dijo.
Este año, El Arrayan pasó de 30 % de cobertura vegetal a 45 %. El objetivo es, que con el tiempo se cubran más los potreros y se alcance un aumento de la producción y de la carga.
El Chaco: desafiante y productivo
Marcos Sapiro comentó que el Chaco tiene sus desafíos, pero es una zona que permite una buena producción. Tiene suelos muy buenos, con alto contenido de fósforo y muchos nutrientes. Aunque las lluvias son escasas, El Arrayan cuenta con aguas abajo. Esto permitió la instalación de un pozo con una bomba solar para el abastecimiento a los animales y, así, evitar los inconvenientes por sequías prolongadas.